domingo, 13 de noviembre de 2011

Sistema electoral. Reformando la democracia (III): Suiza, Suecia y otros modelos.


Hoy ya termino de dar un buen repaso a las fórmulas que se han ideado para arbitrar el juego de concurrencia competitiva que configure la distribución de opciones políticas en el parlamento (el sistema electoral, vamos). Lo hago con unos ejemplos particulares, como se podrá observar a continuación.

SUIZA

El ejemplo suizo, a diferencia de los que he analizado hasta ahora, guarda estrecha relación con las vicisitudes y peculiaridades del país: su pequeño tamaño, su distribución en cantones, la tradición participativa de sus ciudadanos. De hecho, estamos hablando de un país cuyo gobierno puede funcionar en minorías sin que colapse todo el sistema. Desde nuestro punto de vista, ciencia ficción, vamos.

Las elecciones al Consejo Nacional, la principal cámara representativa (existe también un Consejo de los Estados, de representación territorial, como debiera ser nuestro Senado si se respetase el artículo 69 de nuestra Constitución) funcionan en base a un sistema de listas cerradas pero DESBLOQUEADAS sin barrera electoral (cualquier partido puede participar). En las listas, los nombres de los candidatos figuran por orden alfabético y el votante tiene 4 opciones:

1-     Votar la lista sin introducir modificación alguna.
2-     Votar a un candidato dos veces
3-     Tachar algún candidato
4-     Introducir a mano el nombre de un candidato de otra lista

Los votos se computan en base al número total de sufragios para candidatos de cada partido y el orden de las listas se determina en función del número de veces que aparece un candidato en las listas (incluso en las de otros partidos).

Esto implica que, por un lado, la disciplina de partido se ve drásticamente limitada, puesto que el partido es quien elige que candidatos figuran en la lista, pero después es el propio candidato quien se gana el voto. Por otro lado, ganan peso los grupos de interés, que informan al votante de los candidatos que van a defender sus intereses, para que sean marcados dos veces en las listas. Al mismo tiempo, este modelo depende enormemente del conocimiento de los candidatos por el votante, lo cual supone una cierta merma para los partidos pequeños y candidatos sin capacidad para darse a conocer.

Se critica a menudo el modelo suizo, que es también (no lo olvidemos) pionero en el uso de medios telemáticos para el ejercicio del sufragio, la escasa participación (aún con el uso del voto electrónico). Teniendo en cuenta que estamos hablando de un país en el que el ciudadano es llamado continuamente a votar en referéndums y consultas a nivel local y cantonal (se dice que el ciudadano suizo vota cada tres meses)…es normal que muestre menos interés llegados unos comicios federales.

SUECIA

No puedo ocultar que este sistema es de los que más me gustan, y pronto se verá por qué. En esencia este modelo se da también (con matices) en otros países de larga tradición socialdemócrata, como Dinamarca, países en los que la participación en las elecciones por encima del 80% es habitual.

Estos modelos se basan en dos caracteres fundamentales.

Por un lado, el VOTO PREFRENCIAL. El votante puede votar a una lista, tal como viene impresa, o marcar sus candidatos preferidos, en el margen. El escrutinio, de tipo proporcional, otorga escaños a las listas en función de los votos que reciban. El orden de los candidatos en la lista depende de las preferencias marcadas por el votante.

Por otro lado, los ESCAÑOS DE AJUSTE. En las elecciones al parlamento sueco y danés, no se reparten todos los escaños de la cámara, se dejan unos 40-50 sin repartir que llaman los “escaños de ajuste”. Después de distribuir los escaños normales, lo que se hace es comprobar la proporcionalidad (es decir, si el porcentaje de votos corresponde con el porcentaje de escaños obtenidos) y si no, se usan esos escaños de ajuste para “ajustar” y corregir esas desviaciones, garantizando así SIEMPRE que las formaciones representan de forma proporcional su peso en votos.

OTROS

El voto preferencial también se aplica en Australia, donde el elector puede votar “above the line”, es decir, a la lista completa (95% de los casos) o “below the line”, en cuyo caso, ordena los candidatos en orden de preferencia. Si hubiera un error al numerar los candidatos el voto se contaría como “nulo”, lo cual añade complejidad al ejercicio del sufragio y permite una vía de escape a quienes no quieran votar (en Australia el voto es obligatorio). Se cuentan primero las primeras opciones (o los primeros candidatos de las listas cerradas) y, si ninguno obtiene la mayoría absoluta, se elimina el candidato con menos votos, y sus sufragios se distribuyen entre el resto, según la proporción de segundas preferencias obtenidas. Si así tampoco logra ninguno la mayoría absoluta, se elimina el siguiente candidato con menos votos y se reparten en función de las terceras opciones…y así hasta que un candidato obtenga la mayoría absoluta.

En Israel, por otra parte, las elecciones al Knesset funcionan en base a una única circunscripción nacional, con una barrera electoral del 2% (se ha ido subiendo desde el 1%), en base a listas cerradas y bloqueadas. Los votos de aquellos partidos que no logran un escaño se reparten al resto de partidos conforme al método D’hondt (aunque ha cambiado en múltiples ocasiones).

En Inglaterra, por último, nos encontramos con el paradigma de sistema electoral mayoritario, imagen del modelo canadiense, entre otros. Inglaterra está dividida en 646 distritos electorales en las que se elige un MP (Member of Parliament) en base al método “winner-takes-all” o "First past the post" (el que obtenga mayoría de votos gana en la circunscripción). El partido que obtenga más MPs gana las elecciones. Se critica a menudo este modelo puesto que no se tienen en cuenta la cantidad de votos obtenidos por los candidatos que no ganan en las circunscripciones. Pudiendo ocurrir, como en 1951 o 1974 en los que el partido que ganó las elecciones (es decir, tenía más MPs en el parlamento) había obtenido de hecho menos votos que la oposición.

Con esto cierro el repaso a los principales modelos electorales que podemos encontrar a nivel internacional. Viene bien tenerlos en cuenta a la hora de abordar el análisis crítico del modelo que tenemos en nuestro país, que será objeto de mi siguiente entrada (y salida).

¡Chaoo!

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo¡¡¡
    Por eso mi voto estas elecciones no va a ser ni para el pp(nunca les voté) ni para el psoe(alguna vez tropecé).

    Espero que a pesar de la anunciada victoria del psoe también se cumplan los pronósticos y tanto izquierda unida como upyd suban en escaños¡¡¡

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  2. En UPyD esperamos poder contar son suficiente apoyo como para obtener un grupo parlamentario.

    Lo verdaderamente importante es que la gente sepa que no sólo el sistema electoral ha quedado superado, sino este modelo de democracia. Los ciudadanos quieren participar, aún estamos anclados por el lastre de las ideologías, una trágica herencia de tiempos pretéritos en los que pensar era un lujo y no un hábito, peroel futuro depende no de políticas de izquierdas o derechas, sino de BUENAS políticas.

    En mi próxima entrada analizaré el modelo español en detalle y veremos dónde flla y POR QUÉ se hizo así (motivos había).

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